martes, 11 de marzo de 2014

CORRECCIÓN LUCÍA.

Lo primero gracias por la tarjeta. ¡Ha sido muy divertido! A continuación te anoto algunas correcciones para que las tengas en cuenta:

En materiales tienes mal escrito pegamento, me imagino que será fruto de una tecla mal dada pero intenta leer siempre tus trabajos antes de entregarlos.

En la preparación, en el punto primero has puesto coge con "j" y se escribe con "g".

En el punto dos escribes: se a doblado. Ese "a" tiene que ir con "h" ya que es del verbo haber y el verbo está en participio. Se ha doblado.

En el tercer punto el más que has escrito debería llevar tilde.

Espero que te sirva de ayuda.

¡Muchas gracias de nuevo!


jueves, 6 de marzo de 2014

¡AQUÍ OS DEJO LA SEGUNDA TAREA! ESPERO QUE OS GUSTE


Cara de hierro, el jefe de estudios, me dejó castigado en su despacho toda la mañana, me quede sin el partido del recreo, cosa que no le perdonaré. El caso es que cuando iba por el pasillo encontré a Carla llorando en una esquina. Carla era la más guapa de la clase de 6ºB y llevaba gustándome desde 1º, pero por ese mismo motivo no le había dirigido ni una palabra desde 1º, aunque cuando había alguna oportunidad de presumir delante de ella no perdía ocasión de hacerlo para ver si se fijaba algún día en mí. Después de permanecer parado durante cinco minutos, en un acto de arrojo impropio en mí, me acerqué y le pregunté que le pasaba. Ella subió la cabeza, me miró extrañada y me dijo:
            - Nada Chispas, he perdido el Mp3 de mi hermana Lucía en el museo y cuando llegue a casa me va a matar. Se lo acababa de comprar y le había costado una pasta.
            Después de comprobar con sorpresa que no solo me conocía sino que además sabía mi nombre, mis mejillas empezaron a arder. Conseguí decirle que adónde se le había perdido.
            - En el váter del museo. Me encontraba mal y tuve que ir a vomitar y se debió caer allí. 
            - No te preocupes – la contesté – yo lo recuperaré dime a cual fuisteis y ahora mismo me escapo y voy a por él.
            - No me acuerdo del nombre, como estaba mala no me he fijado y he seguido a Pelo estropajo (la profesora de lengua) sin enterarme de nada.
            La cosa estaba complicada, pero no podía dejarlo así. Con una tranquilidad insospechada para mí, la dije que no se preocupara y que me fuera contando todo lo que recordaba desde que salió del colegio. Como en las películas de detectives cogí mi libreta y un bolígrafo y comencé a escribir todo lo que iba diciendo. Carla comenzó a hablar y yo a apuntar:
            Carla se puso otra vez a llorar desconsoladamente y yo intenté consolarla y me lanzó una sonrisa de agradecimiento. Salí corriendo a la sala de ordenadores y me metí en google maps para intentar descubrir la  ruta y descubrir de qué museo hablaba Carla. Localicé el colegio y fui siguiendo las anotaciones de mi cuaderno. Efectivamente todo iba cuadrando: Carla dijo que la profesora había dicho que estaba cerca. Leí las palabras exactas de Carla: fuimos dando un paseo. Torcimos a la derecha del colegio y anduvimos hasta una plaza donde había una estación de tren. Fuimos a la derecha y cruzamos una calle muy ancha con varios carriles. Lo sé porque no me dio tiempo a cruzar la calle de una vez y nos paramos en el medio, al lado de unos árboles. Desde allí el Chapas vio unos caballos con alas en un tejado y nos echamos a reír, aunque luego cuando miramos todos vimos que era cierto, en un edificio muy bonito había caballos negros  con alas dispuestos a galopar. Creo que luego fuimos a la izquierda y seguimos rectos por un paseo muy bonito con muchos árboles.
            La calle me sonaba de haber pasado por allí alguna vez con mis padres en el coche pero nunca me había fijado en los caballos. Deslicé el ratón hacia la izquierda y descubrí el Paseo del Prado. En una esquina la discoteca Titanic y un Mc Donald, en el otro lado el Jardín Botánico. No había duda el museo estaba en esa dirección. Continué deslizando el ratón hasta encontrar al señor sentado: Velázquez se llamaba el pollo, y detrás de él las columnas de piedra en una fachada de ladrillo rojo. Me metí en la página del museo para ver si encontraba el cuadro. No podía dejar de intentarlo. Pinché en la galería online y en la pestaña que visitar en una hora. Ahí estaba, tenía que ser este, un cuadro con un señor pintando, mirando al espectador, un perro y  gente con ropa antigua... si este era, leí: “las meninas o la familia de Felipe IV”, sala 12, de Velázquez. Es todo cuanto necesitaba saber.
             Cogí la mochila y a mis amigos del alma. Teníamos que idear una estrategia para salir del colegio sin que nos viera el Llaves, el conserje que siempre llevaba un manojo de llaves inmenso y parecía que llevaba una pandereta. La estrategia estaba clara, El moñas y el Cojo se pelearían en el pasillo delante del Llaves, este les cogería de las orejas y les llevaría al despacho de Cara de hierro. En ese momento yo me metería en el cuarto del Llaves y apretaría el interruptor de la puerta de entrada al colegio y saldría corriendo como alma que lleva el diablo.

            Las piernas nos temblaban a los tres pero les amenacé con cambiarme de equipo en el patio y no tuvieron más remedio que ayudarme. Todo salió como estaba previsto y una vez en la calle y ayudado del plano de google y las indicaciones del Street View salí corriendo a rescatar el artefacto de música. Todo me iba sonando de verlo en el ordenador, y en menos de 15 minutos a la carrera estaba enfrente de Velásquez. Lo que no había pensado es como iba a pasar, no tenía un duro y en ese momento me vine abajo. Después de un momento de duda me puse de pie y fui decidido a buscar una solución. Según me iba acercando a la puerta vi un grupo de niños franceses que estaban esperando para entrar y me junté con ellos. Mi conocimiento del francés era casi nulo, me junté a ellos y me puse a hablar y a reír como si fuera uno más del grupo y cuando me quise dar cuenta estaba dentro del museo. Me despedí de mis nuevos amigos franchutes y busqué “las meninas”. No resulto difícil. Subí las escaleras y vi los servicios, me dispuse a entrar pero al verme una chica empezó a gritar diciéndome que si no veía que era de chicas. Esperé hasta que salió y disimuladamente entré y rebusqué por todos los rincones sin éxito. Después de tanto esfuerzo no había servido para nada. De repente vi a la mujer de la limpieza con el carrito que salía del cuarto de baño de los chicos y le pregunté si había visto un Mp3 que había perdido esta mañana. La mujer sacó del bolsillo un aparato de color rojo y por la cara de alegría que puse no hizo falta responder. Me lo dio y salí corriendo a toda velocidad.